
Menos mal que ha llegao el tiempo malo!. Que no, hombre, que no... que no me refiero a la crisis. Me refiero a la lluvia y to esas cosas. Ya sé que a muchos no les gusta, pero es que es tiempo de eso, que si o vamos a tener que hacer las zambombas con tinto de verano. Y es que sólo hace unos días hacía más caló que asfaltando el Sahara (por cierto, cómo es, ¿el calor o la calor?). En fin, que por eso venimos con un bucarito de diseño que me rio yo del Ikea, alta tecnología lebrijana. ¡El agua fresquita, oigaaaa! para estos tiempos de sequía espiritual y monetaria.
Todos sabemos como está la cosa, algunos ganamos menos que el ginecólogo de Bibi Andersen, y los índices de paro dan más pena que Naranjito en un exprimidor. Los precios no dejan de subir y la vida está más cara que el seguro a "to-riesgo" del coche fantástico. Esto aburre más que Carrascal comentando una maratón de ajedrez. Totá, que la situación es más triste que los grandes éxitos de Ecos del Rocio.

Pero al mal tiempo, buena cara. Hay que tomarse las cosas con humor y flisofía, y éste es el búcaro de quienes gustan filosofá (en mi caso, más el sofá que el filo).
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Ojú, Ojú...
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